domingo, 27 de marzo de 2016

LOS PRINCIPIOS DE LA ASTROLOGIA





Con las conquistas de Alejandro Magno, Grecia adquirió la astronomía y la astrología de Egipto, Babilonia e India, adoptándose el año lunar- solar que los griegos sustituyeron por el año lunar que antes utilizaban.
La extensión de estos antiguos conocimientos continuó y los avances que hicieron los babilonios se convirtieron en la base de la astrología griega.
No obstante, las constantes guerras de conquistas que precedieron a la era cristiana favorecieron poco la reforma del calendario.
Hasta el año 45  a.d.c no se hizo ningún intento serio por relacionar los diversos calendarios del mundo conocido.





El calendario juliano (llamado así por Julio Cesar, que inició la reforma) se conoce ahora como el Calendario Antiguo y se utilizó hasta el año 1582 d. de C., fecha en que fue sustituido por el calendario gregoriano o Calendario Nuevo. El calendario juliano incluyó algunas reformas, incluida la introducción del año bisiesto, la abolición del año lunar, la fijación del año solar medio en 365,25 días, la redistribución de los días del mes y la vuelta al equinoccio de Marzo. 








Este calendario antiguo se siguió utilizando hasta 1577, año en el que se hicieron correcciones que dieron lugar, cinco años más tarde al calendario gregoriano que se utiliza en la actualidad.
El nuevo calendario se introdujo debido a que los astrónomos observaron que el antiguo calendario, basado en el año juliano de 365,25 días, no era totalmente compatible con el año tropical; el año juliano era, en efecto 11 minutos mas largo que el año tropical y este adelanto a lo largo de los siglos, ascendía en el siglo XVI a 10 días.






Si esta discrepancia no se corregía el error hubiera continuado  acumulándose, por lo que la Natividad  y otras festividades religiosas tendrían lugar en diferentes estaciones.         

domingo, 13 de marzo de 2016

LOS PRINCIPIOS DE LA ASTROLOGÍA

           



Desde el principio de los tiempos, los cielos debieron representar una imagen de lo misterioso y de lo sobrenatural. Para los hombres primitivos, el movimiento aparente del Sol y la Luna se acoplan con los otros cuerpos celestes; hay que interpretar las fuerzas y comprenderlas, en especial cuando ciertos fenómenos parecen estar correlacionados con acontecimientos del mundo.
El temor a lo desconocido y las creencias supersticiosas que se asociaron a esto hicieron que se desarrollara una mitología del cielo.
Las distintas configuraciones celestes que podían observar en el curso del tiempo fueron imaginadas como animales, dioses y diosas, héroes y demonios.
Estas configuraciones del cielo  (constelaciones) pueden idearse y relacionarse con las antiguas creencias populares de tribus y comunidades.
Escrutar el cielo inicialmente para hacer augurios y presagios , aumentó este conocimiento y lo que fue contemplado como inexplicable y misterioso se fue convirtiendo poco a poco en algo aceptado y adaptado con propósitos mas prácticos.





 Todas las civilizaciones, sin embargo aunque fueran remotas o estuvieran aisladas, tenías mitos que eran similares en su naturaleza a los que desempeñaron un importante papel en rituales y otras actividades que dependieron de la observación astronómica. Estas observaciones constituyeron la base de la astronomía, de su contrapartida simbólica, la astrología, que permitió un sistema de reconocimiento del tiempo y de formularlo cronológicamente.
Durante las últimas décadas, las investigaciones sobre restos megalíticos que se extienden desde el norte al sur de América, de Bretaña a las islas de Escocia y en otras  muchas partes del mundo, indican que el hombre prehistórico poseía un conocimiento de las alineaciones celestes y que era capaz de erigir grandes estructuras astronómicas con una precisión notable.
La ciencia de la Arqueo- Astronomía se halla aun en sus inicios, pero a medida que se desarrolla esta ciencia fascinante sus descubrimientos nos confirman que el conocimiento de los hombres primitivos sobre los cielos y el movimiento del Sol y la Luna era muy grande y más complejo de lo que hasta ahora se había imaginado.       





Las antiguas civilizaciones de Babilonia, Egipto, India y China poseían un sistema altamente desarrollado de registro del tiempo  y sus calendarios se basaban en los ciclos del Sol y de la Luna y los planetas que seguían una trayectoria bien definida en el cielo.
El sol en su movimiento diario de este a oeste, diferenciaba los periodos del día y de la noche, mientras que la Luna en su curo mensual, fluctuaba entre nueva y llena.
Todos estos fenómenos fueron observados y, en tiempos de la historia escrita, el año solar se determinó en 365,25 días. Estando basados sus cómputos en la salida de Sirio, que aparece como la estrella más brillante del cielo.